Vestido con un abrigo naranja, pantalón sucio, y con la mirada perdida, Mesut Hancer, un padre y sobreviviente del catastrófico terremoto de 7,8 que azotó Turquía, se niega a soltar la mano de su hija muerta bajo los escombros. Esa fue la desgarradora imagen que el fotoperiodista Adem Altan, de la agencia AFP, captó en medio del caos y la destrucción que los terribles sismos han dejado en la ciudad turca de Kahramanmaras.
“Nunca dejó la mano de su hija Irmak, quien murió en Degem”, escribió Altan en su cuenta de Twitter. El cuerpo de la menor de 15 años yace sepultado por toneladas de escombros, que le cayó cuando ella dormía.
Hancer tiene planeado soltar la mano de su hija cuando los equipos de rescate logren sacar el cadáver de entre los escombros de cemento y él pueda darle una digna sepultura.
Durante dos días y dos noches desde el sismo de magnitud 7.8, miles de socorristas trabajaron en temperaturas gélidas para encontrar a sobrevivientes bajo los edificios derrumbados a ambos lados de la frontera.